Esta última semana ha sido toda una locura.
Hace ya una semana que terminé de escribir #ATDS, y cinco días desde que publiqué el que fue el último capítulo.
Han sido días de emociones muy intensas, de verdad, me ha pillado todo con las emociones a flor de piel, desde el momento de bajona y llorera total que me dio al escribir la última frase de la novela (como lloré, madre mía) hasta la alegría más absoluta que he sentido al ver la repercusión (a pequeña escala y modesta, pero repercusión al fin y al cabo) que este capítulo ha tenido en las redes sociales.
He dado las gracias esta semana más que en el resto de mi vida, me parece, y ya publiqué hace unos días una entrada de agradecimiento a todas esas personas que han participado en este proyecto conmigo, pero sigo teniendo mucho que agradecer, pues todavía sigo recibiendo a día de hoy mensajes de apoyo y felicitación.
Siento una pena tremenda al pensar que ha terminado ya esta etapa de mi vida, y sé que añoraré los adelantos y la histeria de las lectoras cuando el capítulo se retrasaba, pero a cambio creo que he madurado y aprendido muchísimo gracias a todo esto, y como dice el refrán, todo lo bueno acaba.
Además, no es la acogida del final de ATDS lo único que tengo que agradecer esta semana, pues he sabido que finalmente mi relato, «Muerte de un Chapero», ganó el miniconcurso de Octubre de los premios Watty, en la categoría «Gemas por descubrir», así que de nuevo un enorme Gracias a todos los que votaron y leyeron mi relato.